Una de las experiencias más emocionantes que nos permiten tener los biógrafos es asomarnos a los corazones juveniles de nuestro fundador, quien conoce a San Juan Bosco disfruta muchísimo de las aventuras y los propósitos de Juan Bautista Bosco, el joven seminarista de Chieri, y lo disfruta más precisamente por la coherencia que se aprecia entre esos propósitos juveniles y su estilo de vida hasta la vejez.
La mayoría de santos no caen del cielo sino que se forman poco a poco en su propia historia y de la mano de los que les rodean (sus padres y hermanos, sus maestros y compañeros de estudio, sus condiciones y aventuras).
Asi fueron San Juan Bosco y Don Miguel Rúa, ¿cómo hubiese sido Domingo Savio si hubiese llegado a sacerdote?, aqui entramos en el mundo de la fantasía. Tengo el gusto de presentarles a un joven salvadoreño que se dejó impresionar por Jesús y que, en medio de las imperfecciones de caracter y de salud, logró ser fiel a sus propósitos juveniles de seminarista, les presento a otro santo salesiano.
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